lunes, 5 de abril de 2010
El tiempo dejo de mover los segunderos,
El dolor dejo de torturarme y se convertía en tulipanes,
El sufrimiento me abandono para llenarse de alegría.
Mi alma se desplegaba de mi cuerpo,
Y desde enfrente sus ojos me miraban,
Sonreía pero también lloraba,
Eran lágrimas de agua bendita,
Gotas que rodaban como manzanas por las mejillas,
Escuchaba los pájaros cantando,
El caer del agua contra el suelo,
Las sombras se fundieron con el sol,
La tormenta dejo de existir,
Corría por el campo rodeada de mariposas,
Bajo un cielo azul como siempre había soñado.
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es un hermoso poema que guarda esperanza des pues de un dolor de la misma manera que sale el sol de pues de una gran tormenta secando todo y regalando nuevos curtimientos.
ResponderEliminarEl dolor no se evapora facilmente, algo te ha renovado y te ha dado un nuevo motivo de vivir y ver.
ResponderEliminarUn saludo.
mariarosa
Pues muy bello si no es un sueño sino una realidad, sin duda el dolor se pasa pero no es fácil según circunstancias.
ResponderEliminarUn abrazo esperando que estés bien.
Rocío
Un bello bálsamo poético en un amanecer esperanzador tiene tu verso , que refleja la fe en el amor y el renacer humano apesar de experiencias demoledoras que sucumben a ese intenso deseo de volver a despertar.
ResponderEliminarUn abrazo!
Alegres los tiempos que se vienen por tus versos. Bien por ese optimismo.
ResponderEliminarUn placer leerte.