miércoles, 21 de abril de 2010
Ruge mi cuerpo lo que mi alma enmudece,
Camino arrastrando sombras inquietas,
Entre paramos que desconozco,
Sombras como cadenas a mis pies,
Que rechinan al andar.
Oscuridades que son cruces al hombro,
Negruras que son clavos en las manos,
Escucho el crujir de mi columna al paso,
Los chasquidos de huesos retumban,
Entre el silencio que deja de serlo,
Siento como aúlla mi corazón,
Persiguiéndome para volver al mundo.
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nunca deberíamos alejarnos del mundo, cuántas veces dejamos aquí el cuerpo y nuestra alma, nuestro corazón corre en pos de otras momentos, de otros mundos y nos perdemos la vida de los instantes... y es que a veces nos resulta realmente difícil mantener el justo equilibrio!
ResponderEliminarun abrazo Silvia
Deja todo y llévalo contigo.
ResponderEliminarMuy profundo tu escrito...Siempre es bueno alejarse en algun momento del mundo para encontrarnos con nuestro propio universo...Hay que luchar con nuestro demonios para salir triunfantes al camino.
ResponderEliminarBesitos Silvia.Me da gusto visitarte
Ximena
Una belleza este poema, me reconcilia con la vida, me sorprende al decirme que en algún lugar hay una mujer sensible e inteligente... besos!!
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